La política es la lucha por el poder. ¿Y para qué quiere el pueblo capturar el poder? Pues para cambiar y transformar desde el poder las injustas condiciones materiales en que las clases dominantes lo han sumido desde hace siglos. Entonces, el pueblo y sus dirigentes, tienen que hacer política y actuar decisivamente en ella.
Pero los dueños del Perú, los poderes fácticos y mediáticos, su gobierno de turno, los mineros, y las empresas transnacionales, no quieren que el pueblo y sus dirigentes ambientalistas participen activamente en la política.
Ellos quieren tener el monopolio de una actividad humana y transformadora, como es la política, actividad que nos la niegan a nosotros.
No olvidemos que la misma Yanacocha sabe muy bien de esto e hipócritamente hace política financiando generosamente las campañas electorales de sus congresistas títeres quienes luego defenderán sus intereses mineros en el establo parlamentario.
El caso asqueroso de la congresista fujimorista Cecilia Chacón, de la consejera regional yanacochina Lili Cruzado, y el anterior reclutamiento en el llamado “Colectivo Cajamarca” de indeseables figurones políticos como Lucho Guerrero, Absalón Vásquez, Jesús Julca, Emilio Horna, etc. nos exime de mayores comentarios.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el gobierno, Yanacocha y sus voceros pagados de la derecha mediática, han pretendido descalificar la lucha de los dirigentes ambientalistas como Gregorio Santos, Marco Arana, Wilfredo Saavedra, Edy Benavides y Milton Sánchez, indicando que éstos más privilegian sus objetivos políticos antes que la causa del agua y la defensa del medio ambiente.
Nada más falso. Todos los ambientalistas sabemos que, para cambiar la política del agua en el Perú, tenemos que hacer política. En la vida no hay desayuno gratis y hay que arrancarle al gobierno y a la derecha neoliberal, mediante la acción política, nuestras más sagradas reivindicaciones.
Sin embargo, terca y reiteradamente, los mineros y el actual régimen narco-minero-militar-mediático procura de modo interesado e hipócrita convencernos que al pueblo y a sus dirigentes les está vedada la lucha en el terreno político para proteger el agua y el medio ambiente.
¡Ellos sí pueden hacer política, nosotros no!
Si queremos seguir derrotando al ecocida proyecto minero Conga, hay que combatir a Yanacocha en todos los terrenos, incluido el político.